La vida es en cierto modo una travesía de vivencias que nos van configurando poco a poco con el paso del tiempo. Unos sacan máximo provecho de esas experiencias y otros se van quedando rezagados y pierden grandes oportunidades pues no enfocan sus energías en el poder de aprender.
Por lo general, no le vemos a los eventos cotidiano su lado educativo, su valor edificante, su trascendencia. Y así, nos condenamos a repetir los mismos errores y a desarrollar esquemas disfuncionales que conocemos como «círculos viciosos».
Sin embargo, cuando elegimos colocar el aprendizaje como centro de nuestra vida, la calidad de las vivencias se incrementa, se madura con mayor rapidez y se reduce el margen de los errores cometidos. Se activa en nosotros la chispa evolutiva, queremos aprender de todo y de todos. Bien decía San Mateo, que podemos aprender, incluso, de nuestros enemigos.
Recuerdo un día sábado en la mañana, hace décadas, cuando unos amigos se burlaban de un señor que estaba muy bebido. Y este señor, casi cayéndose, volteó hacia nosotros y dijo: “no vivan dos vidas, vivan las suyas y dejen que yo viva la mía”. En ese momento entendí que todos tenemos algo valioso que enseñar si estamos listos para aprender.
Debe entenderse que el deseo de aprender es un latido íntimo, una fuerza privada que nos insta a revisarnos y avanzar un paso más. No podemos obligar a los que no están listos para este maravilloso viaje de cambio evolutivo. Está escrito en la Biblia: quien tenga ojos que vea, quien tenga oídos que oiga.
Si ya hemos elegido darle valor al aprendizaje, necesitamos mantener esa motivación, superar las excusas que nos estancan y ampliar la capacidad de observación de lo que el día a día nos trae. Ser como niños que se fascinan por prácticamente todo. Esa es la manera, aunque claro está, podemos elegir áreas prioritarias de aprendizaje que nos beneficien personal y profesionalmente. Como dijo Jules Gouncourt: “el más largo aprendizaje de todas las artes es aprender a ver”.
El mundo existe para ser percibido: hay amaneceres, relaciones, placeres y por supuesto artículos, audios, videos y libros. Hay enseñanzas de todo tipo en todo a la mano. No dejemos de absorber lo que está allí para nosotros. Aprender es, digámoslo sí, el mandato evolutivo. Gracias por leerme.
El Dr. Renny Yagosesky,
PhD en Psicología, Periodista, Conferencista y Escritor.
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